El pasado jueves 29 de marzo, mientras España estaba inmersa en una huelga general, se cumplían 20 años de unos de los mejores servicios de la Guardia Civil, la detención de la cúpula de ETA en Bidart (Francia), en el año 1992.De esta gran hazaña es posible que nadie salvo los Guardias Civiles implicados en la operación se acordara.
Todo había comenzado varios meses atrás, como una operación rutinaria del SIGC de Guipúzcoa, como una más entre tantas otras. Las informaciones provenientes de un colaborador del Servicio habían permitido controlar las actividades de un comando legal armado en período de formación, el comando Askatu, pero los miembros de este comando, a diferencia del resto de los comandos no seguían los cauces habituales de comunicación con la dirección de la banda armada, sino que se reunían personalmente en Francia con Txelis, el ideólogo y responsable del Aparato Político de la banda terrorista.
Confirmada la identidad del «contacto», el SIGC de Guipúzcoa inicia en el país vecino una vasta operación de seguimiento y control sobre el citado, verificando sus contactos y actividades, hasta llegar al día 29 de marzo que se solicita de las autoridades policiales francesas su intervención en el caserío Xilocan de Bidart, donde se estaba celebrando la reunión del Comité Ejecutivo de ETA.
A las 18,30 horas por parte de una sección del RAID (Grupo especial), se asaltó la vivienda deteniendo primero al matrimonio propietarios y luego a los tres cabecillas de ETA, al famoso y temido colectivo ARTAPALO (Paquito, Txelis y Fiti).
Ya detenidos en la sala donde se encontraba Paquito ocurrió lo siguiente:
“una visita inesperada vino a turbar sus reflexiones, Paco levantó la vista y vio entrar en la sala a un hombre de rostro moreno y gesto decidido. Ese hombre se acercó hasta él, le desafió con una mirada fría e inquisitiva que no supo aguantar y, sin decir media palabra salió por la puerta. Seguro que le había visto en algún recorte de periódico, Egin. Seguro que le conocía. Ahora, que le había visto cara a cara, ¿reconocía en él a su peor enemigo? Probablemente caería en la cuenta de que acababa de ver el rostro del hombre al que había ordenado enviar un libro-bomba, el hombre que no había descansado hasta verle con grilletes. El Coronel Rodríguez Galindo (El Azote de Eta, pág. 138)
Veinte años después ASDUA quiere levantar su copa y brindar por los Guardias civiles del Servicio de Información de Guipúzcoa y por las esposas e hijos que colaboraron en el especial dispositivo que culminó con el éxito de la operación ahorrando 2000 millones de pts., que pedía una agencia suiza para dar información sobre lo que la Guardia Civil consiguió gratis.
Algún día alguien en España sabrá reconoceros lo que se os debe.
