ASDUA

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EL MAYOR GENERAL LUIS HERLINDO MENDIETA OVALLE INVESTIDO CABALLERO GRAN PLACA DE LA IMPERIAL ORDEN HISPÁNICA DE CARLOS V

EN EL MONASTERIO DE SAN JERÓNIMO DE GRANADA

El Mayor General de la Policía de Colombia, Excmo. Sr. D.Luis Herlindo Mendieta Ovalle, que fue condecorado por ASDUA en Marzo con la Encomienda de Número, ha sido cruzado Caballero Gran Placa de la Imperial Orden Hispánica de Carlos V en una solemne ceremonia en el Monasterio de San Jerónimo de Granada el pasado sábado 26 de mayo.
 Monasterio de San Jerónimo
 Retablo
 Imperial Orden Hispánica de Carlos V
 La cancillería de la Imperial Orden con el Mayor General
 Con el Teniente General Jefe del MADOC
 Saliendo al Altar Mayor para el Cruzamiento
 Prestando Juramento al Serenísimo Señor  D. Enrique de Borbón Gran Maestre
 Momento del Cruzamiento
 El Gran Maestre le hace entrega del diploma que le acredita como Caballero Gran Placa
 Finalizada la ceremonia con su esposa.
Un placer compartir de nuevo con el Mayor General Mendieta un día tan especial.

LA GUARDIA CIVIL GALARDONADA POR SU ESFUERZO EN LA LUCHA ANTITERRORISTA


A Joaquín Collado, director del Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista, galardonado por su brillante actuación profesional en la lucha contra ETA.


La Comisión de Terrorismo de la Asociación Internacional de Jefes de Policía (IACP), en colaboración con la empresa consultora Booz Allen Hamilton, ha concedido al Cuerpo Nacional de Policía y a la Guardia Civil el premio “Outstanding Achievement in the Prevention of Terrorism Award”, por su brillante actuación profesional en la lucha contra el terrorismo y, de manera muy especial, por la labor realizada en materia de lucha contra ETA. El galardón fue recogido por el director del Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista (CNCA), Joaquín Collado, en una recepción celebrada en Berlín (Alemania) el pasado martes, 22 de mayo, informa la Policía. En una carta dirigida al secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Ulloa, el presidente de la Comisión de Terrorismo de la IACP, Mark F. Giuliano, ha felicitado al Cuerpo Nacional de Policía y a la Guardia Civil por su “extraordinario esfuerzo” en materia de lucha antiterrorista. Se trata de un reconocimiento a los anónimos agentes que han luchado (algunos, incluso, han dado su vida) por contribuir a que España sea un país libre. Guinda al máximo responsables de todos ellos, Joaquín Collado.


http://elconfidencialdigital.com/opinion/la_guinda_y_la_guindilla/la_guinda/074977/a-joaquin-collado-director-del-centro-nacional-de-coordinacion-antiterrorista-galardonado-por-su-brillante-actuacion-profesional-en-la-lucha-contra-eta

AUGUSTO FERRER-DALMAU


 nº 1 de la Revista Ferrer-Dalmau





Augusto Ferrer-Dalmau con el Presidente de ASDUA en el momento de ser condecorado.

Algunos de los óleos sobre la Caballería en la Guardia Civil.









http://ferrerdalmaunoticias.blogspot.com.es/2012/04/encomienda-de-la-asociacion-de.html


ARTÍCULO DE JULIO CAMBA



Julio Camba

LA GUARDIA CIVIL

La Guardia Civil era una de las pocas cosas que funcionaban bien en España. De aquí su impopularidad. Al español no le gusta que las cosas funcionen bien, porque si las cosas funcionan bien, él tendrá que funcionar bien a su vez, y este sistema no le ofrece ventaja ninguna. Con un tren que salga siempre a la hora exacta, por ejemplo, no cabrá nunca seguridad de llegar a tiempo a la estación, y de igual modo, con un ministro honrado o con un funcionario insobornable no se podrá jamás conseguir un destinillo ni activar un expediente. La Guardia Civil era exacta, era honrada y era insobornable. Yo he jugado muchas veces al tute con el cabo de la Guardia Civil en los cafés de pueblo, y era en vano que le dejase al hombre cantar siempre las cuarenta, porque si en época de veda se me ocurría salir al campo con una escopeta, nadie me libraba de pagar la multa correspondiente. Para un guardia civil no había nada en el mundo más que el reglamento, y si el reglamento le mandaba sacrificar al amigo, al hijo o a la mujer, los sacrificaba, y en paz. Un día, en una de esas partidas de tute a que me acabo de referir, no sé cómo se evocó el nombre de Guzmán el Bueno, y alguien, al recordar su hazaña, la comentó en términos que tenían, por cierto, muy poco de respetuosos.—Ustedes dirán lo que quieran —exclamó—, pero eso de que Guzmán el Bueno ofreciera su propio cuchillo para que le degollaran al hijo, francamente, a mí me parece una barbaridad.—¿Y qué iba a hacer el hombre? —dijo entonces el cabo de la Guardia Civil—. Seguramente su reglamento no le dejaba otro camino...No. No había en toda España una organización comparable a la de la Guardia Civil, y lo aseguro yo, que no sólo la conozco de jugar al tute, sino que he sido conducido por ella desde un extremo de la Península hasta el extremo opuesto, dicho sea con todas las salvedades debidas a mi natural modestia y sin el menor propósito de que se me conceda un alto cargo. La Guardia Civil era, técnicamente, de lo mejor que había en España; pero ¡qué quieren ustedes! ¡Había perseguido tanto a los republicanos y a los socialistas! ¡Había disparado tantas veces contra el pueblo soberano!...Yo, la verdad, ignoro contra quién hubiera podido disparar la Guardia Civil, de no hacerlo contra el pueblo, soberano o no. ¿Debía haber disparado tal vez contra las hijas de María? No creo que hubiera hecho muchos remilgos para ello en caso necesario; pero la Guardia Civil tenía por función el mantenimiento del orden, y las hijas de María, como tales hijas de María, no se pronunciaban contra este orden. En suma, la Guardia Civil era un instrumento, y así como la República la tomó en un principio contra la Guardia Civil, lo mismo pudo haberla tomado contra el sistema Mauser de fusiles a percusión. Porque no hay duda alguna de que la República la tomó con la Guardia Civil, y no porque el imperio de la justicia hiciera innecesario ya defender el orden por medio de la fuerza, ni porque hubiera cesado el malestar del pueblo, ni por nada semejante, sino tan sólo porque durante cincuenta años, mientras los republicanos tuvieron enfrente a la Guardia Civil, no la tuvieron a su lado, y ahora, cuando la tenían a su lado, seguían creyendo que la tenían enfrente. Por esto, señor mío, y nada más que por esto. La República la tomó con la Guardia Civil, y primero intentó sustituirla por el Cuerpo de Guardias de Asalto. Luego, al ver que no podía sustituirla, quiso modificar su reglamento. Después se conformaba ya con modificarle el uniforme, y, por último, ¿saben ustedes lo que hizo? Pues aumentar su consignación, para que hubiese más guardias civiles que nunca y para que estos guardias civiles estuviesen mejor retribuidos que jamás…


168 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL

 Diorama sobre la firma del Real Decreto Fundacional, en el Museo de la Guardia Civil.

Con una intuición magistral, D. Benito Pérez Galdós escribió en su momento:”Fue creado en el seno de España un ser grande, eficaz y de robusta vida: la Guardia Civil”. Abundando en este mismo criterio, D. Ricardo de la Cierva rubrica que “… se fundó al comenzar la primavera de 1.844 una Institución capital Española, destinada a pervivir a través de las circunstancias y regímenes más diversos: la Guardia Civil”.

 Real Decreto Fundacional

A mediados del siglo XIX configurado por el Duque de Ahumada y a través de dos Decretos de fechas 28 de marzo y 13 de mayo de 1.844 (Real Decreto Fundacional, en el número 3530 de la Gaceta de Madrid, de fecha de 14 de mayo), propiciado por la necesidad de disponer de una fuerza de seguridad pública en todo el territorio nacional, se fundó Cuerpo de la Guardia Civil al que se dotó con un Reglamento Militar en cuanto a su organización, personal, disciplina y material y otro para el Servicio, que modelaron la idiosincrasia del guardia civil: disciplina, capacidad de sacrificio y lealtad, características que mantenidas a lo largo del tiempo, le han permitido llevar a cabo las misiones encomendadas con gran eficacia.

Su presencia en actividades humanitarias de todo tipo y el rigor en el desempeño de su servicio, le granjearon muy pronto el respeto y la admiración del pueblo español, siéndole otorgado el título de Benemérita el 4 de octubre de 1929 (al concedérsele la Gran Cruz de la Beneficencia),
mediante Real Decreto 2.088, el Consejo de Ministros concedió al Cuerpo de la Guardia Civil la Gran Cruz de la Beneficencia a propuesta del Ministro de la Gobernación, don Severiano Martínez Anido, con arreglo a lo dispuesto en los artículos 5º y 8º del Real Decreto de 29 de julio de 1910 (Gaceta de Madrid nº 214, de 2 de agosto) por el que se refundían en una sola las distinciones honoríficas denominadas Cruz de Epidemias y Orden Civil de Beneficencia. Concretamente el Real Decreto sancionado por S.M. el Rey D. Alfonso XIII decía así (Gaceta de Madrid º 279):
“Vengo en conceder la Gran Cruz de la Orden Civil de Beneficencia, con distintivo negro y blanco, al Instituto de la Guardia Civil por los innumerables actos y servicios abnegados, humanitarios y heroicos que los individuos pertenecientes al mismo han realizado con motivo de incendios, inundaciones y salvamento de náufragos.”


 Como consecuencia de esta concesión, la Dirección General del Cuerpo, publicó la siguiente Orden General de fecha 7 de octubre de 1929:
"Al transmitir a todos el Real decreto que antecede y por el cual S.M. el Rey (q.D.g.) premia vuestros relevantes servicios, felicito a los Generales, Jefes, Oficiales y Tropa por tan señalada distinción y en una forma tan sincera como es la satisfacción que con vuestra conducta me hacéis sentir. 
     Más obligados aún a la fiel interpretación de nuestros Reglamentos, yo, que ya os conozco, no necesito exhortaros a ello. 
     Sois dignos de los que supieron ganar para la Institución el título de Benemérita, y está orgulloso de mandaros, vuestro General Director. José Sanjurjo”.