ASDUA

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ARTÍCULO DE JULIO CAMBA



Julio Camba

LA GUARDIA CIVIL

La Guardia Civil era una de las pocas cosas que funcionaban bien en España. De aquí su impopularidad. Al español no le gusta que las cosas funcionen bien, porque si las cosas funcionan bien, él tendrá que funcionar bien a su vez, y este sistema no le ofrece ventaja ninguna. Con un tren que salga siempre a la hora exacta, por ejemplo, no cabrá nunca seguridad de llegar a tiempo a la estación, y de igual modo, con un ministro honrado o con un funcionario insobornable no se podrá jamás conseguir un destinillo ni activar un expediente. La Guardia Civil era exacta, era honrada y era insobornable. Yo he jugado muchas veces al tute con el cabo de la Guardia Civil en los cafés de pueblo, y era en vano que le dejase al hombre cantar siempre las cuarenta, porque si en época de veda se me ocurría salir al campo con una escopeta, nadie me libraba de pagar la multa correspondiente. Para un guardia civil no había nada en el mundo más que el reglamento, y si el reglamento le mandaba sacrificar al amigo, al hijo o a la mujer, los sacrificaba, y en paz. Un día, en una de esas partidas de tute a que me acabo de referir, no sé cómo se evocó el nombre de Guzmán el Bueno, y alguien, al recordar su hazaña, la comentó en términos que tenían, por cierto, muy poco de respetuosos.—Ustedes dirán lo que quieran —exclamó—, pero eso de que Guzmán el Bueno ofreciera su propio cuchillo para que le degollaran al hijo, francamente, a mí me parece una barbaridad.—¿Y qué iba a hacer el hombre? —dijo entonces el cabo de la Guardia Civil—. Seguramente su reglamento no le dejaba otro camino...No. No había en toda España una organización comparable a la de la Guardia Civil, y lo aseguro yo, que no sólo la conozco de jugar al tute, sino que he sido conducido por ella desde un extremo de la Península hasta el extremo opuesto, dicho sea con todas las salvedades debidas a mi natural modestia y sin el menor propósito de que se me conceda un alto cargo. La Guardia Civil era, técnicamente, de lo mejor que había en España; pero ¡qué quieren ustedes! ¡Había perseguido tanto a los republicanos y a los socialistas! ¡Había disparado tantas veces contra el pueblo soberano!...Yo, la verdad, ignoro contra quién hubiera podido disparar la Guardia Civil, de no hacerlo contra el pueblo, soberano o no. ¿Debía haber disparado tal vez contra las hijas de María? No creo que hubiera hecho muchos remilgos para ello en caso necesario; pero la Guardia Civil tenía por función el mantenimiento del orden, y las hijas de María, como tales hijas de María, no se pronunciaban contra este orden. En suma, la Guardia Civil era un instrumento, y así como la República la tomó en un principio contra la Guardia Civil, lo mismo pudo haberla tomado contra el sistema Mauser de fusiles a percusión. Porque no hay duda alguna de que la República la tomó con la Guardia Civil, y no porque el imperio de la justicia hiciera innecesario ya defender el orden por medio de la fuerza, ni porque hubiera cesado el malestar del pueblo, ni por nada semejante, sino tan sólo porque durante cincuenta años, mientras los republicanos tuvieron enfrente a la Guardia Civil, no la tuvieron a su lado, y ahora, cuando la tenían a su lado, seguían creyendo que la tenían enfrente. Por esto, señor mío, y nada más que por esto. La República la tomó con la Guardia Civil, y primero intentó sustituirla por el Cuerpo de Guardias de Asalto. Luego, al ver que no podía sustituirla, quiso modificar su reglamento. Después se conformaba ya con modificarle el uniforme, y, por último, ¿saben ustedes lo que hizo? Pues aumentar su consignación, para que hubiese más guardias civiles que nunca y para que estos guardias civiles estuviesen mejor retribuidos que jamás…


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